sábado, 9 de agosto de 2014

Disculpe...

Disculpe mi atrevimiento, sé que ahora no es bueno hablar, que tal vez lo mejor sea callar y guardar lo que uno siente.
Disculpe que aún piense en usted, que mi corazón aún palpita al escuchar su nombre, es sólo que usted logró que esa palabra me estremezca cada vez que la escucho o la leo.
Disculpe también mi descortesía al molestarlo con estas palabras, pero debe comprender que me es difícil imaginar lejos a alguien como usted.
Desde hace tiempo ha tenido el infortunio de escuchar o leer lo mismo desde hace pocos años, pero debe comprender que usted me inspira decirlo aunque le resulte incómodo...
¡TE AMO!
De antemano le ofrezco una disculpa por todas estas palabras que le dedico.

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