Corazón de hada

Una amistad fallida es como el drogadicto que deja su adicción: al principio uno no sabe cómo vivir sin eso, luego nos sentimos incomprendidos y con ello nos llega cierta tristeza porque se extraña. Después se busca una solución aunque no nos convenza completamente. Hay un momento en el que queremos volver a caer en esa perdición pero las verdaderas amistades nos apoyan y nos ayudan para no hacerlo. A pesar de todo, vemos una luz al final del camino y volvemos a encontrarnos con la felicidad real.

¿Para qué nos sirve engañarnos cuando hay una persona en la cual confiábamos y al final terminó haciendonos más daño?

...La verdad no creo que llegues a ver esto pero eso es lo que yo siento. Fueron dos años muy amenos para mi, en los cuales vivimos tantas cosas y nos contábamos lo que sentíamos. Tal vez sabemos lo que hizo que esta amistad se volviera más una costumbre que un cierto tipo de cariño, pero a pesar de ello no me cansaré de agracecerte todo este tiempo en el que nos divertimos bastante y vivimos experiencias únicas. Además siento que la etapa que estamos viviendo es donde te estoy dando la mayor muestra de amistad, pero no te das cuenta de ello. Cambiaste, sí, y eso llevó a que te portaras diferente conmigo, pero después de todo yo te acepto aunque tú a mi no.

Es difícil para mi que te vea tan cerca pero te sienta distante, como si me hicieras un favor. Te describes como una persona que dice las cosas pero yo no entiendo por qué no dices algo al respecto.

Esta última etapa está por terminar, así que es muy probable que no te vuelva a ver en muchos años. Sólo espero que te vaya muy bien en los objetivos que te planteaste y que con mucha emoción los cuentas. No te obligo que te des cuenta de lo que estoy haciendo por ti ni mucho menos del daño (aunque casi todos se den cuenta). Ahora crees que cierta persona es la mejor amistad que tienes, pero tampoco te das cuenta que es tu perdición. Aún así respeto tu decisión porque sé por qué lo estás haciendo.

Hasta nunca, pero nos vemos mañana...