viernes, 19 de junio de 2020

Dedicado a todos los amores imposibles, que por una u otra razón no pueden dejar florecer ese sentimiento porque, a pesar de que ambos lo comparten, llegaron tarde a sus respectivas vidas, y no les queda más que observar cómo de manera separada siguen su camino...

...Y ahí estaba yo. Mirándola. Tan concentrada en sus cosas, tan feliz, tan coqueta, tan loca. Tan ella.

A la distancia sus ojos, grandes y expresivos, detectaron los míos. Me sonríe y me saluda a lo lejos. Cuánto gusto le da verme, y a mí también me da gusto verla de nuevo, verla todos los días. A mí me emociona que esté. A mí. Un simple hombre que hace mucho decidió un destino que ya está viviendo. En cambio ella, tan libre, tan soñadora, tan cariñosa, tan...
Por fin después de un largo rato logro topármela y tenerla más cerca de mí. Ella es hermosa, con un cuerpo que me vuelve loco, que me da ganas de conocer su textura, su sabor. Nos saludamos, en sus ojos me refleja el inmenso cariño de años que siente por mí con un toque de curiosidad por conocerme, de la misma forma que yo quisiera conocerla.
Sin decirnos una palabra, nos decimos todo mientras hacemos el ritual de saludo: a veces tengo la valentía de saludarla de beso, como esa amiga que es, con la que puedo contar; pero otras veces solo estrecho su mano, porque tengo miedo de que se escape todo lo que guardo por ella.
A solas no podemos esconder del todo lo que con el tiempo ha crecido: un cariño tan especial que poco a poco se transforma en otra cosa, de una manera tan orgánica, como si esto fuera un juego en el que acabamos con éxito el primer nivel e iniciara el segundo con una fluidez deliciosa.
Esto es imparable. Cuando estamos solos, somos como unos niños que juegan a conocerse. Su mano tan curiosa e intrigada de lo que pudiera pasar, no se opone: se la tomo para que sienta mi cuerpo y sepa que escondo una pasión para ella; se sonroja. Me confiesa que sentirme la humedece.
Me mira a los ojos, a veces me dominan y otras veces me hipnotizan. Siento su espalda, la recorro con mis manos; se estremece, pero también busca mi calor. Ella quisiera besarme, me lo dice y eso me asusta: por más que yo también quisiera probar sus labios, me conozco y sé que el día que suceda, dañaría la vida que tengo ahora y me enamoraría de ella... aunque creo que ya lo estoy.
La gente nos ve, nos conoce, sabe de nuestras respectivas vidas y sabe de nuestra amistad de tantos años. Pero... la gente sabia reconoce que cuando estamos juntos creamos una atmósfera pasional, no solo de una amistad incondicional; saben y podrían jurar que los dos juntos sería lo indicado.


El bueno es por decisión, no por realidad

Cómo hay situaciones en las que por conocer de más, terminas siendo la villana de la historia. 
Cómo es posible que cuando uno quiere explicar, los receptores gritan y no escuchan las explicaciones.

Como resultado = fue más fácil convertir al emisor como villano para explicar la situación que darse cuenta del contexto que se estuvo viviendo.