domingo, 24 de febrero de 2008

Vistiéndome a oscuras


El panorama es infinito y limitado a la vez. No distingo colores diferentes al negro. Me levanto y mi tacto me guía hacia donde están mis cosas. Me paro frente a ellas y las toco. Las tomo y mis manos me describen silenciosamente la forma de lo que tomé. Sé que eso va en mis piernas y me lo pongo. Después, tomo otra cosa y mis manos dicen que va en mi torso; mis brazos entran primero, después mi cabeza y mis manos conducen hasta la cintura lo que me acabo de poner. Casi acabo, pero mis pies están desnudos. Los cubro y tomo los zapatos y me los pongo. No falta nada…

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